Rescatamos una entrada del blog "Salud y Seguridad en la Montaña" que en su momento ya nos resultó interesante pero que por esas cosas inescrutables de la informática aparecía sin fotos, con lo que quedaba un poco "cojo" y que ahora por las mismas inescrutables causas aparece con ellas, desapareciendo así la "cojera" de que adolecía.
LA BRIGADA INTERNACIONAL
Están acampados aguas debajo de nosotros, en el segundo desvío a la izquierda, dirección suroeste, una vez superado el nutrido campamento coreano. Son ?La Brigada Internacional?. La componen dos lusos, dos rusos, un polaco, dos polacas, un rumano, un yanqui americano y dos españoles. Suelen unírseles un persa (iraní), un ecuatoriano y un italiano sudtirolo de diseño, que andan por ahí haciendo la guerra por su cuenta, acampados enfrente.
A fin de abaratar costos, comparten el permiso de ascensión a la montaña y la infraestructura castrense, para entenderse usan un inglés de batalla, y poco más. Me encanta visitarlos. Cada uno va a su bola, pero eso les hace enormemente interesantes por poliétnicos, políglotas, polinacionales, poliraciales y polidetodo. Además de verdad, no como la coña esa que han puesto de moda entre nosotros de las 17 tribus españolas + Ceuta y Melilla, buscando la virguería de la desunión española frente a la Unión Europea. Estos, lo que buscan, es entenderse a toda costa. Y lo consiguen, en claro ejemplo de eso que llaman la ?entente? de los pueblos, las culturas y las civilizaciones. Claro, entre ellos no hay políticos que arrimen el ascua a su sardina, sin buscar otra cosa que el beneficio personal de su talega.
Los dos españoles son viejos conocidos. Bueno, por lo menos Jorge Egocheaga que, además de ser colega pediatra asturiano, se ha revelado como uno de los mejores himalayistas de los últimos tiempos, con unas capacidades y prestaciones que sus detractores no saben cómo criticar para disimular sus propias limitaciones. Hoy nos hemos acercado a su campo para felicitarlo, día de San Jorge, para cantarle lo de Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David, y como es día de tu Santo, te las cantamos a ti y le hemos llevado de regalo un guante quirúrgico hinchado y alusivamente decorado, además de un chupa-chups. A Jorge le acompaña un amiguete suyo zamorano, Martín Ramos, con muy buena planta y referencias, del que no puedo hablar mucho porque, hasta ahora, no tenía el gusto de conocerlo.
Ellos dos, Martín y Jorge, subieron el jueves al Campo II porque uno de sus compañeros de Campo Base, el yanqui-americano Nick, había sufrido un percance. Nick es conocido, coincidimos con él en el Campo Base del Manaslu el año pasado. Es un jovenzano de veintipocos, con toda la inconsciencia propia de sus pocos años y de pertenecer a ese imperio yankilandio que cree que para ellos no rigen las mismas normas que para el resto de los mortales. Así que va por ahí, pasando por debajo de los seracs con los cascos del MP3 puestos y la música enchufada. Y claro, no se entera. Le cayó encima un copito de nieve de unos mil kilos y no fue consciente del estruendo hasta que lo tuvo prácticamente encima. Aún así tuvo suerte, le cayó muy cerca y sólo sufrió el impacto de un pequeño fragmento, que le rompió el casco, la cámara y lo dejó semi-inconsciente, vomitoso y medio turulato. Lo acogieron, ya de noche, dos sherpas de los coreanos en el Campo II, que no podían hacer otra cosa que decirle con mucho cariño eso de ?cho-de-té cha-val por tti-poyas? y mantenernos informados (Jorge Egocheaga, que es un buenazo, asumió la guardia walkiefónica), hasta que Jorge y Martín subieron al II al día siguiente. Nick bajó por su pie, sin casco ni cámara. Tolo Calafat, del grupo de Carlos y Juanito, también subió a su encuentro por si era necesaria más ayuda. Ha pasado un par de días sedado y atroncado por gran dolor de cuello, aunque parece que todo va bien. Ya le vale ya.
1 comentario:
No me canso de proclamar a los cuatro vientos lo buenos montañeros que son Martín y Jorge y mejores personas.
Aunque sea predicar en el desierto.
¡No cambieis!
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